Capítulo XIII:
Al principio del capítulo, Dorotea se despierta al oír el
canto de un muchacho, como le gustó tanto despertó a la hija del juez, Clara de
Viedma, al oír Clara a este joven le reconoció como Don Luis, hijo de un
caballero de Aragón, el cual estaba enamorado
de ella. Dorotea, la tranquilizó prometiendo que al día siguiente se le
ocurriría algo para solucionar el problema.
La hija de la ventera y Maritormes decidieron gastarle a Don
Quijote una broma y desde un agujero del pajar llamaron a Don Quijote, que se
encontraba velando por la seguridad de sus amigos.
Maritormes haciéndose pasar por la hija del alcaide del
supuesto castillo le pidió a Don Quijote que le diese la mano para que así
pudiese desahogar todo el deseo que sentía hacia él. Él se la dio y Maritornes se la ató con el
cabestro del burro de Sancho, de manera que no se podía mover i tuvo que pasar
toda la noche sobre Rocinante. Al amanecer llegaron cuatro jinetes preguntando
por don Luis, los cuales llevaban una yegua que llamó la atención de Rocinante,
el cual se movió y dejó a Don Quijote colgado de la mano, Maritormes al oír los
grandes gritos le desató la mano. Los cuatro jinetes entraron en la venta,
tomaron a Don Quijote por loco, encontraron a don Luis y le dijeron que su
padre le estaba buscando y que por eso tenía que volver a casa.
El padre de Clara reconoció al muchacho y le preguntó por
que se encontraba en la venta y este le dijo que iba siguiéndoles porque amaba
profundamente a su hija Clara y deseaba casarse con ella. El padre al oír esto
acepto siempre y cuando fuese lo mejor para todos. Mientras tanto, Don Quijote
persuadió a unos huéspedes que no querían pagar su estancia.
En ese momento tuvieron Don Quijote y Sancho la mala suerte
de que apareció por allí el barbero al que Don Quijote le había arrebatado el
yelmo de Mambrino, el barbero al ver a Sancho arremetió contra él llamándole
ladrón por haberle saqueado. Tuvieron una discusión en la que participaron unos
caballeros de la Santa Hermandad. Al final, el barbero, al ver todo ese
alboroto cogió su albarda y se fue de la pelea que se había montado. Acabado
esto decidieron irse a Andalucía Don Luis, Clara, su padre y uno de los criados
mientras que el resto de los criados fuesen a ver si el padre de Don Fernando
estaba conforme con ese enlace.
Los caballeros de la Santa Hermandad querían prender a Don
Quijote por haber liberado a los Galeotes, le apreso acusándole de salteador de
caminos. Don Quijote al verse apresado comenzó a insultar al caballero ya que
le estaba apresando por cumplir los códigos de la caballería y el cura
convenció a los cuadrilleros para que lo soltasen diciendo que estaba loco.
Después el cura le pagó ocho reales por la bacía y don Fernando los destrozos
de don Quijote al ventero.
Don Quijote le dijo a la princesa Micomicona que
prosiguieran con la aventura que esta le había encomendado y ella le dijo que
partirían en cuanto Don Quijote quisiese. Pero Sancho al recibir ordenes de
partir se negó ya que había visto la supuesta reina Micomicona con Don Fernando
besándose apasionadamente. Al oír esto Dorotea se enrojeció ya que era cierto.
Don Quijote al oír esto comenzó a insultar a Sancho llamándole embustero y mal
criado. En ese momento Dorotea defendiendo a Sancho le dijo que seguramente lo
que vio era fruto de un encantamiento lo que calmó a Don Quijote e hizo que
Sancho se disculpara por su mala interpretación.
Mas tarde el cura y el barbero decidieron llevar a Don
Quijote engañado hacia su casa, así que fabricaron una jaula encima de una
carreta y se dispusieron a inventar una historia para que Don Quijote entrara
en ella. El cura y el barbero, con ayuda de Don Fernando, Don Luis, los
cuadrilleros y los camaradas de Don Fernando, se disfrazaron y entraron en la
habitación de Don Quijote, le ataron y lo metieron en la jaula. Después, para
tranquilizarlo, una voz fantasmal le dijo que se casaría con Dulcinea y que
tendría muchos hijos; y a Sancho le dijo que si seguía con su señor y seguía
sus pasos la recompensa prometida se le daría al acabar la aventura.
Capítulo XIV:
Al verse Don Quijote enjaulado encontró que eso no era
propio de los caballeros andantes, pero dedujo que era porque los tiempos
habían cambiado. Después Don Quijote y Sancho tuvieron una discusión sobre si
los fantasmas que le habían enjaulado. El cura acordó una paga con los
cuadrilleros para que los escoltasen hasta la aldea. El juez, el capitán
cautivo, don Fernando, Cardenio, Zoraida, Dorotea y Luscinda se despidieron y
siguieron su camino, y el cura, el barbero, don Quijote, Sancho, el boyero de
las mulas y los cuadrilleros se marcharon a la
aldea. En el camino encontraron a
seis o siete hombres dirigidos por el canónigo de Toledo, al ver a don Quijote
enjaulado se extrañó y le explicaron que estaba loco y el porqué, en lo cual el
canónigo comentó que los libros de caballerías volvían loco a cualquiera.
Entonces Sancho reconoció al cura y al barbero y les acusó de impedir el enlace
entre la princesa Micomicona y Don Quijote por envidia, y por lo tanto, de su
ínsula. En el acto, Sancho le fue a explicar a don Quijote que le estaban
tomando el pelo, pero él no se lo creyó. Después se pararon en un valle para
alimentar a las mulas y descansar. Allí cenaron invitados por el canónigo y
hablaron sobre la locura de don Quijote. De pronto, apareció un cabrero,
llamado Eugenio, persiguiendo a una cabrita y lo invitaron a cenar; les contó
que se había enamorado de una mujer muy hermosa llamada Leandra, pero no fue
correspondido. Ella se enamoró de una soldado con el que se fugó, pero él le
robó todo lo que tenía y la abandonó en una cueva desnuda; su padre, al
enterase la encerró en un convento y sus
pretendientes se fueron a la montaña a llorar su pena. Al oír la historia Don
Quijote le dijo que le ayudaría
conseguir a su Leandra, y el cabrero le dijo que estaba loco por lo que
Don Quijote se enfureció y empezaron a pelearse. Entonces, apareció una
procesión de gente que llevaba a una Virgen para pedir lluvia Dios ya que había
habido sequedad ese año; pero Don Quijote confundió a la Virgen con una mujer
cautiva y a los disciplinantes con malandrines, sin pensárselo se subió a
Rocinante y arremetió contra uno de ellos, el cual le devolvió el golpe y tiró a
Don Quijote de Rocinante; al verle inmóvil en el suelo se fue corriendo. Los
demás fueron a ver si Don Quijote estaba vivo y a comprobar que si lo estaba,
lo metieron en la jaula de nuevo. Allí todos continuaron su camino: los
disciplinarios a la ermita, el cabrero se despidió de todos, el canónigo
emprendió de nuevo su viaje y los cuadrilleros cobraron lo que se les debía por
escoltar a don Quijote. Después de seis días de camino llegaron a la aldea,
donde Don Quijote fue atendido por su sobrina y retenido en su casa y Sancho le
contó alguna de sus aventuras a su mujer, Juana Panza la cual le tomó por loco.
La primera parte termina diciendo que Sancho y Don Quijote salieron por tercera
vez y fueron a Zaragoza donde encontraron nuevas aventuras.
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